A priori el tema que expongo puede resultar extraño. Nadie quiere ser olvidado u olvidada. Tendemos a identificar el olvido con el abandono, la soledad e incluso la muerte. Aspiramos a dejar huella en este mundo, a que nuestro nombre se recuerde cuando ya no estemos aquí. Buscamos y anhelamos la inmortalidad a través del recuerdo. Es más sorprendente aún hablar de la regulación de este derecho cuando las reinvindaciones legislativas más actuales abogan por la memoria (Ley de la Memoria Histórica), por regular aquello que no debemos olvidar y así aprender de los errores del pasado para hacer de este modo un mundo mejor. Nietzsche decía que es imposible vivir sin olvidar, sin embargo las nuevas tecnologías, la aparición en nuestro universo cotidiano de internet, viene de algún modo a paliar la limitada capacidad de nuestro cerebro para guardar y retener datos.
La red se ha convertido en una fuente inagotable de información. Todo parece perdurar en la nube, en los espacios virtuales e infinitos que nos trascienden.
Os preguntaréis entonces de qué trata el “Derecho al Olvido”, pues bien, se trata del derecho que cada persona tiene de borrar, bloquear o suprimir información personal cuando considere que afecta al libre desarrollo de sus derechos fundamentales, cuando se sienta como un ataque a su honor o intimidad. Pensemos que hemos sido víctimas de una foto robada, de una información falsa o errónea que se ha publicado en los medios, o que tenemos personas allegadas que han fallecido en trágicas circunstancias y cuyos datos e imágenes pululan por la red de forma descontrolada, sabiendo además que esta forma de difusión puede crecer exponencialmente.
Recientemente el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) ha dictado una sentencia que parece poner fin al largo conflicto abierto entre la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) y los buscadores de internet. A partir de ahora, y gracias a lo establecido en esta resolución judicial, cada uno de nosotros y nosotras podrá solicitar a los buscadores el borrado de sus datos personales y el buscador tendrá la obligación de hacerlo. De no respetarse tal solicitud queda abierta la posibilidad de pedir la intervención de la AEPD o de los Tribunales. Pero como siempre, la buena noticia tiene un “pero”, la intervención de los buscadores (Google, Bing, yahoo….) no supone por si sola la eliminación de las imágenes o documentos que guarden las hemerotecas digitales de las páginas o portales en dónde se origina la información que se encuentra a través de las herramientas de búsqueda. Por otra parte, siempre estará el eterno conflicto entre el derecho a la privacidad de cada cual y el derecho a la información.
En fin, que las predicciones orwellianas de la célebre novela de ciencia ficción dispótica“1984” se van cumpliendo, e Internet - que funciona como una especie de “Gran Hermano” que todo lo ve y todo lo sabe- controla y marca en cierto manera, el recorrido de nuestro destino. Y no me resisto a acabar esta reflexión con una cita del propio Orwell: “Quién controla el pasado controla el futuro. Quién controla el presente controla el pasado”
Cristina Paz Elías
Comentarios Noticia
22/09/2016 12:09 horas
#1
Estoy totalmente de acuerdo en "El derecho al Olvido", o derecho al "borrado". La tecnología nos da "armas" muy poderosas, y ya sabemos que el poder, se puede utilizar para sembrar el bien o el mal. No es la primera vez que vemos como personas son somet
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